El consumo responsable es una forma de utilizar productos y servicios respetuosos con nuestro planeta y sus habitantes, adoptando un nuevo estilo de vida, Esto significa optar por energías alternativas y reducir los residuos producidos por nuestros hábitos de consumo y elegir productos que hayan sido producidos de forma responsable con el medio ambiente.
¿Cómo ser un consumidor responsable de energía?
Todos tenemos en nuestras manos ayudar a salvar el planeta. La tendencia al consumo excesivo e inconsciente tiene como consecuencias que acumulemos productos innecesarios, que degrademos el medio y que impulsemos una especie de comercio que no respeta las relaciones equitables entre el norte y el sur. Practicar un consumo responsable o sostenible contribuye a una transformación social que puede ir revirtiendo estos efectos negativos.
La plantas
Las plantas absorben el dióxido de carbono del aire y vuelven al oxígeno, por lo que pueden ayudar a eliminar parte de los gases de efecto invernadero que contribuyen a calentar globalmente.
El agua caliente
Si utiliza agua caliente de gas, intente bajar la temperatura un grado centígrado cada vez que se duche o lave los platos. Esto ahorra energía y dinero, además de evitar la pérdida de calor a través de las tuberías mal aisladas, considere la posibilidad de tomar duchas más cortas o de instalar un cabezal de ducha de bajo caudal que se puede comprar a bajo precio en cualquier ferretería.
La cocina
Baja la calefacción cuando cocinas. Utiliza agua fría siempre que sea posible, o deja que los platos se sequen al aire en lugar de utilizar el ciclo de secado del lavavajillas para que se calienten rápidamente.
La calefacción
La calefacción es uno de los mayores consumidores de energía en tu casa y puede ser fácil desperdiciar energía para no bajar el termostato cuando no estás en casa. Trate de ajustar la calefacción y no dejarla encendida si no estás en casa.
Éstas son otras formas en las que puedes consumir menos energía:
- Baja el termostato 1°C por cada hora que estés fuera de casa. Así ahorrará unos 100 euros por año en promedio.
- Aísla el acumulador de agua caliente, el desván y las paredes para evitar que el calor se escape de la casa. El aislamiento también ayudará a mantener la casa más caliente en invierno y más fresca en verano. Asegúrese de que todo aislamiento es ignífugo. Existen subvenciones para el coste de la instalación del aislamiento.
- Abre las cortinas durante el día para que las habitaciones se calienten a través de los cristales durante las horas de luz; así ahorrarás entre uno 5 y 10 % de su factura de calefacción todos los años.
- Apaga las luces y los electrodomésticos cuando no se utilicen: es sorprendente la cantidad de dinero que se puede ahorrar!